sábado, 16 de mayo de 2009

IMPRESIONES DE LA VISITA A TOLEDO

Ya en las postrimerías de mi visita a España y de regreso de Vigo, estaba nuevamente en Madrid. Averigué que en Toledo habían una serie de cosas interesantísimas para conocer y allí fui. Viajé en tren hasta Toledo. La estación es de un estilo desconocido para la Argentina, muy bonita con incrustaciones de madera labrada muy interesantes. La ciudad tiene dos partes, la baja y la alta. Está llena de callejuelas. En la parte alta hay una serie de monumentos, iglesias y reliquias de la España antigua, que en algunos casos todavía no era el Estado español. Lo que me llamó poderosamente la atención, a parte de las callejuelas que se desploman desde lo alto hacia el pié de la lomada, fue un ex cinagoga que estaba dentro de un pequeño sitio apartado, con un negocio de reminiscencias judías. La cinagoga es pequeña y lo llamativo y sorprendente para mi fue ver como en lo que podríamos denominar altar mayor, se había dibujado un cruz de Cristo sobre de una Estrella de David que aún a duras penas perduraba. En ese momento me vinieron a la mente las lecciones de la historia argentina, en la que los primeros patriotas hicieron gala de un gran desdén hacia los españoles, a quienes llamaban GODOS y a quienes llegaron a aborrecer de tal manera que hasta, lamentablemente, se tiró abajo una parte colonial de la ciudad de Buenos Aires, que apenitas si logra subsistir en algunos edificios de San Telmo y Montserrat. Las relaciones con España quedaron rotas como unos 70 años, al cabo de los cuales se restablecieron, pero fue recién en el primer gobierno de Hipólito Yrigoyen que se hicieron las verdaderas paces y se instituyó el 12 de octubre como día de la raza y se comenzó a llamar a España "madre patria". Hasta el himno nacional fue modificado ya que en su versión original, dejaba mal parado a países europeos.
Además, en la primer época de la independencia se detestaba de España, el despotismo hacia el aborígen, el monopolio comercial que ejercía la metrópoli con el Virreynato del Río de La Plata y fundamentalmente por el papel que la Iglesia Católica había jugado en el proceso de "evangelización". Rivadavia, primer presidente, le quitó la Iglesia el Registro de Nacimientos y Defunciones, la administracíón de los cementerios, la regencia de la Sociedad de Beneficencia y quitó toda clase de prebendas que ésta tenía. Todo ello corrió como un reguero de pólvora cuando entré en la cinagoga de Toledo

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